¿POR QUE HAS LLORADO, AMOR?
¿Por qué has llorado, amor?
Por:
Abraham Méndez V.
Mi amor, has llorado frente al mar,
que es tu hermano.
Has llorado a orillas de la mar,
que es tu hermana. Y los peces,
hijos de las lunas dichosas
de tus ojos hermosos,
te llaman eternidad,
las olas pronuncian en plural
tu nombre de sombra de sirena
de muñeca mora sobreviviente al holocausto
y que tiene tras de sí al gran libro sagrado
en el museo de Terezin,
y sus manos están atadas
a la desventura
que impuso a todos
su océano de sangre inocente derramada,
contra el pueblo de Dios,
a causa de no ser nacionales,
o a causa de ser nación
que pervive sobre los cielos
y busca de nuevo su tierra infinita
donde mana miel y leche,
donde son los habitantes más amados
por las esferas celestes de tus manos mías.
Mi voz que clama entre las sierras del dolor
te ha conmovido, y es
que hace quinientos años, judíos
de las islas canarias se enamoraron
del Valle de Santa Cruz de Neiba,
y adoraron su cima de serrucho
como si fuese el propio monte de Sión.
Y yo pude no haber nacido,
de la misma manera
en que aun tú no has dado a luz al mundo,
y tus hijos e hijas son tus palabras;
y la luz del mundo pudo no haberme visto,
si mi padre y mi madre hubieran tenido
sólo cinco o seis muchachos,
pero trajeron dieciséis mundos,
dos abortados, y vivimos diez,
y aun viven en la salud del cuerpo
y en la fe del Espíritu Santo, y yo nací
del alboroto de los cánticos hebreos
en medio las sierras morenas…
Aserraderos de angustias cortaron
mis jabillares de sueños
y la tierra fue un desierto de sal y yodo,
únicamente recuperada
en tu voz de amor eterno, y sublime.
Mi amor, has llorado frente a la mar,
porque es mi hermana.
A orillas de la mar, mi amada mía,
has llorado. Y es que el amor,
ese ángel de fuego magnetizado
que hace que el alma,
por sólo el sonido de una voz,
amor,
sobreviva calando a otra alma noble,
como una gota de agua que cae sobre la piedra
de rayo enriquecido de uranio dormido
de tus ojos, cual príncipe de plumas
que anuncia a los toreros la salida del sol.
Y la mar es tu hermana,
porque está llena de peces.
Y has llorado frente al mar,
porque no tienes un hermano,
ni una hermana, y tu vientre tiembla
sobre la arena tibia de tu esperanza,
y de mi desesperanza, emocionadas palabras
que juegan entre las olas
o cual solfista nocturno
o rayo de luz de luna. Y temes fijarte
largo tiempo de las estrellas
que tiemblan y te hacen temblar,
como luciérnagas con alas… y te llenas
de dudas viendo la ciudad
en llamas tras de ti,
como sodoma o gomorra incendiadas
desde los cielos,
mientras los árboles son mordidos
por sierras destructoras de montañas
con ríos caudalosos que se secan,
y yo soy alguien que sobrevivió
a los tiempos de tus naos de tallos
que espera ser adoptado en tu regazo,
como un pequeño marroquí,
gentil sombra de la fe que impusieron
sin cumplirla cabalmente bajo la luna,
y como una gentil forma
de cubrir el sol con dos dedos…
El mundo se origina en tus palabras
frente al mar, y yo soy tu hermano
y tú eres mi hermana, y te amo
porque en medio del túnel del tiempo,
tu alma mía y mi alma tuya
se han calado en lo hondo de un beso en llamas
que es tu cuerpo y que es mi alma,
y es verdad todo,
amor,
el reloj de la parroquia
de Santa Cruz de Barahona acaba de dar la hora…
Y yo estoy aquí, solo, con los brazos abiertos
frente a la Bahía de Neiba,
viendo que no llega el Logo
de libros y amores en el cielo de tus manos,
viendo que no aparecen los yates turistas viejevos,
y viendo barcos mercantes que llegan
y gaviotas que sobrevuelan mis penas,
y viendo que tu voz juguetea
con las olas, y yo te pregunto
por última vez, ¿Por qué has llorado,
amor,
por qué has llorado?
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