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ABRAHAM MENDEZ VARGAS, POR JOSE DE ROSAMENTES

ABRAHAM MENDEZ VARGAS, POR JOSE DE ROSAMENTES

BARAHONA EN LAS LETRAS NACIONALES, de JOSE DE ROSAMANTES

 

 

12.3.-  Abraham Méndez Vargas. Es en la actualidad uno de los literatos suroestanos que más se ha destacado. De origen neibero, pero realmente ha ascendido al pináculo del oficio literario, una vez que se muda a la ciudad de Santa Cruz de Barahona. Discípulo de uno de los más grandes maestros de la pluma parnasiana en la historia de la literatura dominicana contemporánea; don Manuel Mora Serrano. Considerado este último por la crítica nacional, como promotor literario. Pues han sido muchos los noveles escritores provincianos que se dieron a conocer a través de su columna “Revelaciones”, publicada durante muchos años en varios periódicos. Méndez Vargas, con su figura parsimoniosa, su manera de vestir y bigotes fecundos y acicalados con cierto esmero, hace recordar a aquellos poetas franceses, cuando acudían por las tardes a los famosos cafés, a contertuliar con sus homólogos. La personalidad de este literato, aunque está orleada de ribetes vanguardo-modernistas, de una forma u otra, posee un porte arromantizado. Nace en Neyba, en abril de 1961, de al factura del matrimonio conformado por los señores, Arsenio Méndez Guzmán y Bienvenida Vargas. Inició sus estudios de derecho en la extensión de la Universidad Central del Este, de la ciudad de Neyba. Pero al desaparecer la misma, se traslada a la sede, en San Pedro de Macorís. Allí se inviste de doctor. En su estadía en el Este selló contacto con Mora Serrano. Lo que permite, a este orfebre de las letras suroestanas, que vaya puliendo su estilo, y tomando mayor interés en el ejercicio escritural. Poeta, novelista, ensayista y crítico. Juez de la Cámara Civil, Comercial y de Trabajo de la Corte de Apelación del Departamento Judicial de Barahona. Ostenta además una maestría en Educación Superior, cursada en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Así como un diplomado de la Universidad Interamericana (UNICA), sobre Metodología de la Investigación Científica. Posee un background profesional muy consistente. Su Producción Literaria Como ya he escrito, la vida literaria de este escritor alcanza su clímax en Barahona. En el sentido de que en esta ciudad, se acrisola su oficio y publica, hasta el momento, la mayoría de sus obras. Por tales razones, lo hago y declaro parte importante de la historia de la literatura de Barahona. Dentro de lo que podría considerarse, la época de mayor productividad en el menester de las letras provincianas. De ahí que su figura intelectual, adquiera una doble connotación en el decurso del quehacer letral. Por un lado ha de figurar en los documentos bibliográficos de las antologías neiberas, como uno de los literatos de mayor relevancia intelectiva de la provincia Bahoruco. Y por otro lado, como uno de los literatos de mayor actividad prosística en los momentos actuales. Lo contextualizo dentro de la Generación del ochenta. Pues su entrada al universo literario se produce en la postrimería de 1980, cuando obtiene el primer lugar, en un concurso literario celebrado en Santo Domingo, con motivo al décimo tercero aniversario del asesinato del periodista Orlando Martínez Howley. En 1989 publica su poemario: Visiones de Macorís del Mar. En 1994 publica la novela La casa de las pesadillas, y en el 2000 publica la novela En un santiamén. De esta última, dice el connotado periodista Francisco Comarazamy, que “los escritores de provincia, los sin abolengos, siguen dando categoría y dimensión a las letras nacionales: poetas, biógrafos, historiadores, cuentistas y novelistas. Abraham Méndez es un típico ejemplo. Éste autor, nacido en Neyba, la tierra de Apolinar Perdomo, es uno de los nuestros romanticistas dominicano; ha publicado la novela En un santiamén”. Estas palabras fueron publicadas por Comarazamy, en su columna “Libros dominicanos”, Listin Diario, el 18 de enero de 2000. Veamos sus publicaciones. La casa de las pesadillas (novela) 1994. En un santiamén, (novela) 2000. El sueño de gala (novela) 2001. Sinfonías de la paternidad (poemario) 2005. La seguridad jurídica en la República Dominicana (ensayo) 2000. Comentario de Algunas de sus Obras Abraham Méndez Vargas es un escritor de novelas cortas. A las que acostumbra a llamar “noveletas”, obedeciendo a los imperativos del mecenazgo que ha recibido del maestro Manuel Mora Serrano. (El primero en denominar noveleta a una de sus narraciones). Su novela En un santiamén la firmo con el nombre de Abradjam Méndez. Los posteriores trabajos, los rubrica con su nombre de pila. Hasta cierto punto, es un escritor telúrico. Ya que en sus narraciones se revela un evidente apego a la tierra suroestana. En ellas, toca lo más sagrado de sus raíces. Y el elemento de lo cotidiano respira con vigor, con extrema franqueza. En dicha novela, al igual que en Sueño de gala y La sangre de las uvas, constituyen un tríptico novelado que él contextualiza y entrama, en el mismo corazón de al sierra. Y así mismo son sus personajes, serranos y dotados de una ruralidad única. Son novelas fieles. En las que el autor presenta los cuadros más refrescantes de su vida niñal. Y en las que el componente familiar es un elemento complementario por idiosincrasia. La narrativa de Abradjam Méndez o de Abraham Méndez Vargas, como gustemos llamarle, es de ropaje térrico. Y en ella se patentiza su apego pasionario al mundo bucólico. El costumbrismo, la virginidad del bosque, así como la magia de las noches, son elementos actuantes junto a los personajes vivos, sobre una plataforma de amor. El sueño de gala, no es un sueño en el que se duerme. Es más bien, esa parte onírico, del que nos habla Bretón en sus poemas y Freud en sus teorías psicoanalíticas. En lo que respecta al poemario Sinfonías de la paternidad, el autor manifiesta la abierta sinceridad que se desprende de su permanente contacto con el reconocido intelectual, maestro de la Literatura y “buscatalentos”, Manuel Mora Serrano. E inclusive, en la antesala del poemario aparece una carta-prólogo del maestro, en la que además de hacerle recomendaciones bien intencionadas, le ratifica con expresiones abiertas, la contundencia de una amistad sacra por casi dos décadas. Abraham Méndez Vargas en este texto poemática, se declara una vez, más hijo exiliado en materia de la labor literaria del escritor de la comunidad de Pimentel. Este poemario es una extensa expresión de agradecimiento a las jugosas recomendaciones aleccionantes, hechas por un amoroso profesor a un entregado discípulo. Ambos, impuestos a cartearse desde los primeros momentos en que nació aquella provechosa amistad literatual. En una de las epístolas que Mora Serrano le envía al joven escritor neibero-barahonizado, hace alusión a Luís Alfredo Torres tildándolo como “La voz más límpida y pura de las constelaciones del sur”. Mas adelante el coterráneo de Méndez Vargas, el narrador Ángel Atila Hernández Acosta, (autor de Carnavá y de Cañamaca), en una misiva que el envía a don Manuel Rueda, director del suplemento literario Isla Abierta del periódico Hoy, le presenta a Abraham Méndez Vargas, como uno de los poetas prometedores que se proyecta hacia la universalidad, o por lo menos, como fino poeta. A fin de que le haga publicar tres poemas suyos. Sinfonías de la paternidad es una visa que legitima la trashumación de Méndez Vargas, desde Neyba hasta San Pedro de Macorís. En un vuelo en escala, que finalmente lo hace sementar en Barahona. Fue uno de los consortes del Taller Literario Bahoruco. En ese momento se aprovecha de los viajes que Mora Serrano realizaba a Neyba, llevando el nuevo evangelio de la nueva poética. Luego que se traslada a San Pedro de Macorís a concluir sus estudios, se convierte en un alumno aventajado de Mora Serrano, y allí también aletea su paloma numérica hasta que logra alzar vuelo. Viene a Barahona y aquí se anidó, quién sabe por cuanto tiempo. De modo que, la obra ya mencionada se cuaja en tres espacios diferentes. En Neyba, San Pedro de Macorís y en Barahona. Pero en este último lugar, este literato, alcanza la consumación total en el quehacer literario. Una obra pensando en un padre letral (Mora Serrano). Y a la vez que su autor le subtitula “poesía informalista”, acaso porque resulta, diría yo de una desobediencia a las técnicas tradicionales, en cuanto al material léxico, pero realmente no existe en ella tal informalidad. Lo de poesía informalista, responde más a una concepción ideológica, que a la facturación de la poesía como tal. Son textos hechos a la perfección que responden a la subversión generalizada que experimenta el discurso de la vanguardia moderna. Con estilo único. La sociedad Atiene lo distingue con una mención de honor a su poema El mundo se ve solo (1992). También lo reconoce la Escuela Nacional de la Judicatura en el 2002. Aun cuando concibe el soneto, que es de hechura clásica, en el suyo se advierte cambios rítmicos y de acentuación. Veamos algunos: de Sinfonías de la paternidad. Eva efímera Al mediodía de mi triste vida sé que soy como la flor del campo. Amor de sueño auroral, luz de lampo con que amo tu risa reverdecida. Después de esta mar embravecida lluvia torrencial que allá escampó en la noche fiel que tu alma estampó sólo en los vientos, al oeste, va la vida. Sé que soy la auroral flor del monte que a la tarde he de marchitarme y en la noche habré de deshojarme y aquel capullo de monte eres tú mujer que mata los estambres. Porque para dar el fruto… te abres… (El soneto escrito en Barahona en el 2004). Amor a Primera Vista La dura calle del destino es triste. Una sombra que baja por la acera sin nombre de tu pena. Cualquiera puede cruzar la vía que la embiste. Un batir de palomas también viste. Llegábamos al parque de la espera. Mi mano abierta para que la vieras, te ofreció aquel lado menos triste. Ese gesto que retuvo lo grande que se cae de la luz de tu mirar es una estrella frente a otra estrella. Como sol que un nuevo amor expande al ser besado por los ojos del mar, así yo me abrazo a tu alma tan bella… (Barahona R. D., 2004 Biología del Deseo La pasión de un nativo por su tierra es un ladrillo que ha de llevar por dentro. Es como pan de navidad puesto al horno donde no se quema nunca ni se cuece. Arde el corazón en el amoroso pecho desde que nace hasta que muere. Así como la obra sobre el mar no es pura muralla marina que corre, sino energía cósmica de una pasión interplanetaria que hace saltar las aguas, el amor es un golpe de corazón, un choque de luz de dos en uno. El fuego que siento por el terruño donde nací con el sublime amor del sol abrasador del florido cactus, me ha mirado hoy, jaragüeña por tus hermosos ojos de paloma. (Barahona, R. D., 2004). Por lo visto, Abraham Méndez Vargas es un poeta dotado de una espontaneidad natural. La poesía le sale sin el menor esfuerzo. Como cuando se abre el grifo y el agua se libera con dulzura estrepitosa. Es un poeta nato e innato, que anda con su estro siempre presto. Entre su dialogismo y su ejercicio en verso no existen guardarrayas. El repentismo del sueño es un elemento caracterizador de su prosa y de su poetizar. Pero en ambos productos, palpita una conexión viva entre el autor-hombre y su contexto inmediato. Este es un portavoz del verso moderno inyectado de una fuerte dosis ubicua. Porque aunque ha jurado la bandera literaria barahonera, se resiste rotundamente a no perder su nacionalidad neibera. Es por ello que a la hora de valorar su literatura, la sociedad de Neiba no puede obviarlo. La de Barahona, menos. (BARAHONA EN LAS LETRAS NACIONALES, de JOSE DE ROSAMENTES, Págs. 208-215, octubre 2007, impreso en Editora Buho, Secretaria de Estado de Cultura, Dirección General del Libro y la Lectura. ¡AÑO DEL LIBRO Y LA LECTURA!

 

Abraham Méndez Vargas    17/12/2007

 

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