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EL MUNDO SE VE SOLO

EL MUNDO SE VE SOLO
EL MUNDO SE VE SOLO

 

Al

 

DR. FIDEL ALCIADES SOTO GUERRERO, esta carta emocional que en sus últimas semanas de vida en la tierra, fue su gran gozo leyéndolas  a sus    hermanos

y amigos, hasta la hora nona.

 

Ahora que el mundo se ve solo,

sobre la ventana de pólvora

que se ha ido de pronto

por las rendijas de luz

de las espigas doradas que claman

otras cumbres, más altos cielos,

porque saben o no ignoran

que el agua sonora de la esperanza

no ha dejado de mojar

los corazones de la tierra...

¿Quién dirá ahora

cómo recorrer la imposible

presencia que ayer permanecía augusta

como flor al alba de unos ojos tristes

definidos tan sólo por las conquistas felices

del hombre sobre el desierto del alma?

Desiertos de muerte, imperios de la noche

extendidos como estrellas imprecisas,

quizás porque la humanidad es una flor

que en otra flor permanece, y ya la muerte

no ronda a un tiempo

todos los pétalos de la aurora.

 

Ahora que los pueblos del mundo

se han quedado solos

y de pronto el mundo se torna enemigo

de aquella espiral del círculo

que se hace único

en su infinita espiral de cielos,

yo me pregunto

interrogante de niños océanos,

y  encuentro entonces

(sólo entonces encuentro siempre) respuestas

de ancianos continentes

que confunden

el horizontes de los niños

con su ocaso de roca,

de angustia y de muerte. Alguien cruza

sus brazos de arco iris sobre el mar.

Un niño que se cae sobre su dulce lar,

¿llora sus sueños?

 

 

Un gesto obligado pacta

con las sombras, sombras

que son piedras en el camino irreversible,

pero las campanas anuncian

la inesperada presencia

de una nueva rosa del viento,

rosa de los vientos

que habrán de dar el fruto inesperado

a la mano fraterna

que ha sido sorprendida por la rosa.

 

¿Es que toda la brega del viento

sobre la mar 

volverá a ser serena madrugada

de pescadores?

No sabemos, pero quien os aprisiona

mariposas de piedras, tendrá

que empezar de nuevo

desde su originario ahínco, tendrá

que llorar amargamente

por la miseria del mundo,

o tendrá que tener un tirapiedras

para matar en su ocaso-alba

los negros pájaros del alma.

Porque una corrida de astros

ha dislocado las distancias

que existen de una mano a la otra

y de éstas (¡ay, de estas manos!) a la cara

para lavar los cielos sin lluvias

en esta copa de paciencia

desleída en la sangre.

 

¿De qué me aferro yo ahora, hermano,

hermano fundamental

del verde derrotado del cosmos?

¿De qué me aferro yo ahora?

Si estamos solos.

Oigo, amigo, aquel grito cósmico:

estamos solos.

Estamos solos! “Oh clavel solitario.

¡Oh Humanidad nacida en Oriente,

contorsionada en Occidente”,

¿para no coordinarse en América?!

¡Perestroika! Y estamos solos!

Ya nadie brincará

con ímpetu terrible

por la desgracia lejana

de un ruiseñor sin nombre

rumbo al olvido eterno.

Y la ventana de pólvora

que se ha ido de pronto

por la rendija de luz

de las doradas espigas

que claman otras cumbres,

¿es lo único del salto

que habrá de regresar aquella espiral

con el fuego inagotable

de una pupila guerrera,

hasta la muerte, o hasta el imperio

definitivo de la esperanza,

sobre la desesperanza

de todos los imperios...?

 

Ahora que el mundo se ve solo,

sin otras cumbres ni más altos cielos,

tu corazón no será ya

un puente de tanques

                (y portaviones del sueños.

Ahora que los pueblos del mundo

se han quedado solos,

¡oh amigo fundamental del verde

derrotado del cosmos!,

                              (este corazón tuyo

ya no será sino una ánima de fuego,

o una  luciérnaga atómica

de cáscara de  palo-estrella-pólvora luminosa,

con su propia bola de luz...

debajo del rabo de la noche...

Neiba, diciembre, 1989.

 

 

Nota: Este poema ganó un honorífico en ATHENE, en el l992.

 

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