¿QUIEN ERES TU, AMOR?
¿Quién eres tú, amor?
Entre los precolombinos
de mi isla de sueños
que te llama a cada instante
de mi asombro,
tai significaba flor del cielo,
y ana era la flor de piña,
que sirven de nombre a mi hija;
Y tú, amor, ¿quién eres?
No sé; has de tener los pies pequeños,
y un cuerpo menudo y único
que las estrellas de oro añoran tener,
y las altas palmeras también,
sus frutos vienen a dar al suelo,
y las cerezas rojas de tu voz
son devoradas en el cielo
por las estrellas que giran
con sus sedientas bocas abiertas
de adolescentes al viento,
sin saber qué es un beso
ni la miel de abeja.
Tu menudo cuerpo de oro
por mi mejor amado,
es a®ma que hiere los corazones,
pero, además, me hirieron tus palabras,
que son como caderas que tiemblan
llenando de luz mis noches de sueños.
Te he dicho que te amo,
que un rayo cayó del cielo de tu voz
calando mi alma enamorada
y tu corazón permanece cerrado,
se ha dado sólo a los otros,
y, olvidado de sí mismo,
ignorando la flor del sol
que gira contigo
desde el nacimiento
del alba hasta al anochecer.
Y tú luces esplendorosa al alba,
como esas acacias
que son moriviví al ocaso sin nombre
de tus palomas sobrevolando
la ciudad de siempre,
como una niña temerosa
por lo que en el país
de las maravillas pudiera a Alicia pasar.
Pero, ¿quién eres?
Abre tu corazón a fin de que genere
la luz que se apaga en tus ojos,
si no me oyes.
De mañana en adelante
odiaré al mar,
porque el olor de sus movientes aguas
estará lleno de tu ausencia
y estoy atado a la desventura,
como esas chichiguas
que los niños sobrevuelan
con conitos de hilos iguales a mis penas.
¿Quién eres tú, amor de mis amores,
que llueves con palabras encantadas,
y para ti misma solo tiene tres palabras:
Eres mi encanto, y me das de ñapa
otra: Gracias?, y eres tú mi flor del cielo
y mi gran piña sagrada, aunque a veces,
como ahora, siento que Dios
se olvidó de mis plegarias... y de mi, ¿no?
0 comentarios